Encontré un artículo reciente de TIME que cuenta la situación actual de los niños y los orfanatos, y acá traduzco las partes más importantes (el énfasis en negrita es mío):
Aproximadamente 200 chicos perdieron ambos padres y otros 1200 perdieron a uno de los padres en el terremoto y/o tsunami. La mayoría de estos huérfanos está viviendo con familiares, pero con el desempleo que llega al 90% en algunas áreas, los orfanatos podrían ser la única opción para ellos. Sin embargo, sacar a estos niños de las instituciones para darles un hogar permanente puede ser muy difícil.Otra organización que trabaja mucho en estos momentos es Save the Children Japan, llevando actividades creativas para los chicos en los refugios y orfanatos. Ashinaga y Save the Children son dos alternativas más para los que quieran ayudar a Japón a través de donaciones.
El problema tiene dos partes. Muchos japoneses todavía consideran la adopción como vergonzosa, y se espera que los chicos, una vez que crezcan, cuiden de sus mayores. Si una familia está pasándola mal financieramente o un padre/tutor es considerado abusivo, tal vez tenga que poner al niño en un orfanato, pero va a rehusarse a ponerlo en adopción. Aunque crezcan en una institución, se espera que cuiden de sus padres o familiares cuando dejen el orfanato. (...) La gente tiene emociones muy fuertes sobre la línea sanguínea. Esto significa que pocos niños están disponibles para una adopción completa y legal.
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En el 2009, sólo el 10% de más de 37.600 niños menores de 18 años que vivían en institutos de bienestar fueron adoptados o recibidos por familias sustitutas, según las estadísticas del gobierno. Muchas instituciones están sobrepobladas dado que el número de casos de abuso ha aumentado desde que se promulgó la Ley de Prevención del Abuso de Niños en el año 2000.
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Los chicos que viven en orfanatos son llamados a veces "chicos descartados". En la sociedad japonesa, el estigma social de no tener una familia puede ser agobiante, especialmente cuando es el tiempo de dejar la institución, generalmente a la edad de entre 15 y 18 años.
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Una razón para que las tasas de adopción sean tan bajas es la falta de confidencialidad en el registro familiar japonés, llamado koseki. Ese papel, solicitado por algunos empleadores e incluso potenciales cónyuges, enumera la información sobre todos los matrimonios, divorcios, muertes, nacimientos y adopciones. Un niño listado como adoptado fuera de la familia es potencialmente vergonzoso, porque puede verse como signo de que no fue planificado o deseado. El sistema de koseki es práctico porque tiene todos los registros en un solo lugar, pero la falta de privacidad constituye un problema.
Las familias sustitutas o temporales, una alternativa a corto plazo para la adopción, fue promovida en Japón sólo recientemente. La "Visión de Crianza de Niños" establecida por el gobierno en enero del año pasado busca aumentar el porcentaje de niños en familias sustitutas del 6% en el 2000 al 16% el el 2014. (...) "Comparado con otros países industrializados, el sistema de familias sustitutas en Japón no está arraigado", dice Toshinari Suetake del Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar. "Pero se están haciendo esfuerzos para cambiar esto".
Hasta que el sistema cambie, hay organizaciones e individuos que ofrecen algo de ayuda. La Organización sin fines de lucro Ashinaga (cuyo nombre viene del cuento "Papá Piernas Largas") con sede en Tokio, provee becas escolares, gastos para la vida diaria y consejería para huérfanos y niños con un solo padre. Desde la región afectada de Tohoku, el grupo recibió más de 1100 solicitudes de asistencia. Van a poder atender éstas gracias a unas donaciones recientes de 21 millones de dólares.
Este tema me hizo acordar a la reacción de unas amigas japonesas al escuchar la palabra adopción. Como yo no tengo hijos, y no sé si los voy a tener en forma biológica porque muchas veces intenté quedar embarazada y no sucedió, con mi marido consideramos la adopción como una opción a futuro. Nada confirmado ni decidido todavía, pero es una idea que tenemos presente. Cuando le conté esto a un par de amigas japonesas durante una cena, me miraron con cara de espanto, como si les hubiese dicho que estaba pensando hacer algo totalmente prohibido. ¡Ni siquiera les dije si pensaba adoptar en Japón o en otro país, la mera idea las horrorizó! Esto me dio a entender que la sociedad japonesa todavía está en una etapa arcaica con respecto a este tema y se resiste a cambiar.
Por otro lado, descubrí el blog Adopción en Japón escrito por una chica peruana, quien junto a su marido adoptó a dos bebés japoneses luego de persistir por un largo tiempo. Los invito a que lo lean porque brinda algunas esperanzas para los extranjeros que piensan seriamente en adoptar en este país.
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