Hoy por la tarde fuimos con mi marido a un santuario que está cerca de casa, más bien por curiosidad que por religiosidad, pero mucho no pudimos ver porque estaba llenísimo de gente. Ni hablar de ir hasta el altar, ¡había que esperar en la fila durante 3 horas! (...no gracias)
Al final, para nosotros fue un paseo corto de caminar por los alrededores del santuario, sacar algunas fotos y volver a casa. Eso sí, nos tomamos unos vasos de amazake porque hacía bastante frío.
Fue justo cuando estábamos caminando tranquilamente hacia el santuario, y ni lo sentimos. La gente que estaba alrededor nuestro tampoco se inquietó.
A los que están fuera de Japón, les aseguro que no fue serio, gracias igualmente por la preocupación.
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